Cuando el arte se vuelve wellness y pretende salvar al mundo
Milano Animal City en el panel de discusión de «Urban wellbeing» en Therme art
2020/09/26
By Jorge Sanguino
La palabra wellness apareció en de nuevo en los años setenta para describir una práctica de vida saludable a través del bienestar físico y mental. Hoy en día wellness se utiliza para describir, tal vez mediante la apropiación neologica alemana, los spas, con sus piscinas, saunas, sillas relajantes, y mesas de masajes.
En mi bandeja de entrada de correos electrónicos un artista resumía el diálogo entre él con Hans Ullrich Obrist durante la semana del arte en Berlín parte del program de la desacralizada iglesia de Johann König. La serie de charlas eran organizadas por Therme Art (1), una empresa radicada en Berlín, subsidiaria de una multinacional que se llama Therme Group que se ha encargado de construir “wellness” en el mundo entero.
Los nuevos oasis urbanos, que se extienden en terrenos inmensos y con edificios que tienen más 10 saunas de diferentes temas (incluyendo el sauna con aplicación de mascarilla de chocolate), varias piscinas, diversos baños turcos y no sé cuantas diversas formas de relajación posibles, tienen un alto impacto los uso de recursos. Océanos de agua unidos a un alto consumo de energía para permitirle a los estresados ciudadanos encontrar la armonía entre la mente y el cuerpo.
El nacimiento del wellness como tipología arquitectónica tiene su origen en Alemania. No es extraño que el alemán se sienta estresado todo el tiempo, incluso cuando hay sol y el estado social sea bastante efectivo.
Crear relaciones entre arte, arquitectura y cultura y con la multinacional constructora de los wellness, es función de la subsidiaria, Therme art, a través de sus workshops y sus proyectos. Como un discurso inexpugnable que se repite día a día, uno de los objetivos de las conferencias Therme art son re posicionar(nos) dentro de la totalidad de la naturaleza, y que los artistas, diseñadores y científicos lleven sus teoría sobre la consciencia de la naturaleza a la práctica, debido al indudable efecto de la actividad humana sobre el medio ambiente.
Inevitable es, que el cambio climático y la destrucción del medio ambiente sea un tema de preocupación, y que actuar consecuentemente implicaría precisamente a renunciar a los oasis wellness urbanos por su demanda y gasto de recursos, así como re diseñar la vida urbana de tal forma que tenga un bajo impacto sobre los recursos.
Más, ya no es sorpresa alguna que arte y cultura sea utilizada como un emplazamiento, como la capa dulce que recubre la pastilla agria, y ya no ofrezca un tipo de resistencia o por lo menos la posibilidad de la meditación, si realmente una constructora de wellness puede por sus condiciones de operaciones responder efectivamente por el impacto en el medio ambiente.
El comité asesor de Therme art (2) cuenta con la presencia de Hans Ullrich Obrist, junto con Simon de Pury, Marc Spiegler y otros nombres distinguidos. ¿bajo el mando de quien se encuentra este excelente comité asesor y el cumplimiento de los objetivos? Su director y curador es Mikolaj Sekutowicz (un nombre desconocido, a pesar de que como curador vive en Berlín. Una ciudad en la que viví más de diez años. )
Sekutowicz comenzó con el arte de una manera particular. En un texto crítico sobre los procesos de privatización de la cultura en Polonia, que compara la situación con la del tacherismo neoliberal de Inglaterra, fondos de la EU fueron destinados para que empresas privadas administraran espacios culturales. Los autores describen que TRAFO (3) fue otorgado a la empresa de Sekutowicz,que se había fundado previo el concurso, Baltic Contemporary SPZOO de manera poco transparente. Sekutowicz, dice el texto, no tenía ninguna experiencia con arte anteriormente, pero fue bastante juicioso en demandar a sus detractores, que vehemente criticaron como se había realizado el concurso con los dineros para cultura de la EU. A razón de esto, Trafo fue boicoteado por artistas y actores culturales.
No es raro que el dinero y la oportunidad produzcan curadores de la nada, cuya metodología de trabajo no sea ni el trabajo de campo (visitando artistas, exhibiciones, pasantias, etc), ni tampoco la visitas a bibliotecas o a una universidad. A veces, basta para muchos los posts con más likes en Instagram, los reportes de Vogue, y la parafernalia del mundo del arte para crear una noción de lo que es el arte. El circo de arte es un espectáculo con domadores de leones, payasos y trapecistas.
Pero la preocupación no es que el circo tenga más payasos, sino que el tema del medio ambiente en el arte y la cultura, a razón de su prioridad que lo ha conllevado a ser una gran estrategia de marketing, comienza a ser monopolizado por estructuras que responden a intereses privados a los que se unen los nombres de curadores notables como el de Hans Ulrich Obrist, y que se plantea la pregunta si existen realmente standars curatoriales, o si la seducción de un wellness en el que se sientan otros huéspedes ilustres es suficiente para organizar, administrar y crear nuevos discursos sobre el medio ambiente y su amenaza planetaria.
El problema del monopolio es el de la exclusión, y no sería raro que en la lógica que está detrás de muchas iniciativas como las de Therme art, muchos artistas y curadores que han trabajado con temas del medio ambiente de manera dedicada y profunda, entre los cuales hay muchos artistas latinoamericanos, sean excluidos y por lo tanto, destinados a la invisibilidad, a razón de que sus trabajos no cohabitan con el mundo etéreo y “saludable” de un spa.
(1) https://therme.art/events/growing-gaia-transforming-a-hypothesis-into-action/
(2) https://therme.art/advisoryboard/
by Jorge Sanguino